LA SINGLA. Paloma Zapata en busca de la fascinante bailaora Antonia Singla

La directora Paloma Zapata sigue la pista de una leyenda que a pesar de haber nacido en 1948 no ha permanecido de manera indeleble en la memoria de los y las estudiosos/as del arte flamenco. Esta búsqueda es un reto que la directora consigue hacer compartir desde la ficción sin perder la rigurosidad del documental, proporciona todas las claves que va encontrando en el proceso de investigación de tal manera que la emoción de ese recorrido es inmenso en muchos momentos de la película.

Poco a poco, emerge una artista con un potencial creador desde su tierna infancia y la documenta con imágenes, textos y entrevistas que también tienen una calidad extraordinaria. Por poner un ejemplo, será la propia Colita quien comience a dar luz con sus fotografías y también con sus recuerdos a La Singla. Colita introduce una idea que sobrevuela el documental, la evolución de La Singla a partir de la llegada de su padre y el control que establece sobre su carrera profesional. La decisión de la directora de contarlo con muchísimo respeto y amor al personaje se agradece sobremanera además de que consigue una vinculación mucho mayor con la historia. Los documentales alemanes a partir de los cincuenta también ponen en valor la grandeza de su arte y la innovación formal que supone para el flamenco y para el baile de la época. La Singla, conseguirá crear una forma expresiva única tal vez derivada de la capacidad expresiva que desarrolla con sus características propias de persona sorda. Su conexión con formas expresivas como el jazz se ponen en valor pero hay que verla con mirada abierta porque se percibe una riqueza que alumbra otras formas de expresión que en la actualidad sentimos muy contemporáneas y cercanas.

Paloma Zapata también es capaz de exponer la realidad social con mucho respeto. Muestra esa Barcelona del Somorrostro, una ciudad donde ya en 1945 había escrito Nada Carmen Laforet y había descrito ambientes que una década después pueden resultar evocadores. El caso es que lo que magnetiza de La Singla es el torrente arrollador de documentación de una mujer que fue considerada por críticos culturales de la Alemania de la época como un fenómeno artístico referencial. La pregunta que acompañada el visionado es cómo ha sido posible que haya desaparecido de la narración histórica del flamenco, cómo ha desaparecido del relato como innovadora y estrella alabada por la crítica contemporánea. Muchas de las respuestas están en estudios feministas de pensadoras como Linda Nochlin, Griselda Pollock o Rozsika Parker que argumentan sobre cómo se han ocultado a artistas que tuvieron éxito en su tiempo pero sobre las que el relato histórico ha cubierto un velo grueso. Contribuye a ello también la ascendencia social de La Singla, procedente de la comunidad gitana. Por otro lado, el hecho singular de que el retiro «voluntario» del mundo de los escenarios, en un momento temprano de su vida, haya contribuido a ese olvido, hace que nos preguntemos cómo se construye el relato de carreras artísticas singulares.

Hay que agradecer a la directora que haya decidido elegir a La Singla y que lo haya hecho desde el respeto al personaje, tal vez por ello, la película adquiere esa categoría de relato clásico que va a quedar como documental de referencia para descubrir a una mujer que enganchó con su arte a Colita, Marcel Duchamp, Miró, Gala, Dalí y muchas otras figuras reconocidas hoy. También subrayar que se puede leer como un relato de sanación a partir de recuperar la voz, algo que hace esta película especialmente interesante.

Por otro lado, hay que reconocerle a Paloma Zapata su valor documentalista y el respeto a los datos investigados que hilan el recorrido de la película. También la elección de la protagonista, la actriz Helena Kaittani, que desde la ficción contribuye a redondear la historia.

No podemos olvidar películas como Los caballos mueren al amanecer, de la directora Ione Atenea, que también documenta a artistas a partir de los registros encontrados con un respeto que pone en relación a ambas. Sí que hay otras retóricas de rescate como Searching for Sugar Man con otras características particulares sobre las que se podría hablar largo y tendido.

En cualquier caso, una película para disfrutar de la música, del baile, de una mujer artista y para hacernos muchas preguntas mientras la vemos.

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