No podía ser mejor noticia que los documentalistas ganadores del Goya por El silencio de otros, Almudena Carracedo y Robert Bahar eligieran el tema de la violación por cinco jóvenes sevillanos de una joven madrileña en sanfermines de 2016. Pone en el centro el cambio del tratamiento de la violencia sexual en España. Va narrando los sucesos desde la noche del 6 al 7 de julio y dando voz a la policía que primero asistió a la joven, a la policía que revisó y rastreó las imágenes de vídeo de la ciudad, a alguno de los policías que hizo seguimiento de la búsqueda in situ de los violadores, a los servicios de urgencia, a la asistenta social que arropó a la víctima y contactó con la familia, a la fiscal de la audiencia, al policía que siguió la investigación y consiguió localizar a una segunda víctima, al abogado del ayuntamiento, al alcalde en aquellos momentos, a la joven que leyó el manifiesto en la plaza del ayuntamiento en la concentración en nombre del movimiento feminista de Pamplona, a la joven que convocó la concentración en Madrid. Muchas voces acompañadas de documentos grabados tanto mediáticos como de los propios procesos judiciales o policiales.
El valor de los testimonios pone de manifiesto que había una conciencia social que no iba a permitir la impunidad de hechos como el asesinato de Nagore Lafagge en los sanfermines de 2008 a manos de Diego Yllanes que fue considerado homicidio por un jurado popular. La movilización social que generó esa sentencia y la fuerza de la madre, Asun Casasola, que también aparece en el documental han sido semillas que han germinado en generaciones recientes que se expresan con el #cuéntalo o el #se acabó iniciado por la periodista Cristina Fallarás. El documental de Elena Taberna, Nagore, contextualiza todo este movimiento de mujeres y social que dice basta a la violencia y el terror sexual y se rebela frente al silencio impuesto por el poder. Es revelador que haya mujeres en la dirección de ambos documentales y que la utilización de las redes sociales sean también una herramienta de denuncia, visibilización y altavoz frente a los instrumentos que han utilizado los poderes tradicionales.
Muy interesante cómo se han centrado en el engranaje policial y de la justicia, de este modo, se remarca la importancia que tienen estos poderes y cada cual puede valorar el papel que tuvo cada uno en el caso. También cabe destacar la humanización de las víctimas. Su voz la escuchamos desde las actrices Natalia de Molina y Carolina Yuste aportando un punto de humanidad que facilita ponerse en el lugar de ellas.
El cambio con la Ley solo sí es sí ha permitido conceptualizar como agresión si no hubo consentimiento por parte de la víctima. Se traslada al agresor la obligación de probar que la relación fue consentida, la víctima ya no ha de probar que no lo fue. Ya no es necesario violencia o intimidación para considerarlo violación y no abuso. Se establece un único delito, agresión sexual con independencia de si medió violencia o intimidación.
Carracedo y Bahar se han centrado también en este documental en el tema de la justicia y la reparación para las víctimas a partir de la toma de la palabra y de documentar cómo se posicionan las instituciones y las personas que deben acompañar a las víctimas.
Una película referencial para visionar en institutos y otros centros de enseñanza para generar debates que propicien espacios de paz para hombres y mujeres.
Cineparatodas 