La directora y guionista brasileña, Carolina Markowicz, se centra en una familia de una madre con un hijo adolescente de estrato social bajo. Irá mostrando poco a poco sus círculos de amistades, de trabajo y también las relaciones amorosas. Ella trabaja en un peaje y el joven en un restaurante, lo vemos siguiendo sus aficiones relacionadas con cantar, bailar o performar.
La madre muestra unos miedos muy fuertes y paralizantes ante los caminos vitales que elige su hijo. Sus decisiones dan cuerpo al guión. La directora ha conseguido llevarnos al drama pero también a la comedia al crear situaciones que pudieran parecer imposibles en el mundo actual pero contandas con tantos recursos hace que las creamos posibles y provocan muchas risas a la vez que desazón. Por ello hay que ver esta película porque toca un tema muy interesante como es la relación madre-hijo y a la vez va del drama a la comedia, de la música glamurosa a ambientes de barrio proletario, de la inocencia de un joven a la maldad de bandas mafiosas.
Muy destacable la protagonista Maeve Jinkings pero tanto o más si cabe Kauan Alvarenga, el hijo, que con pocas palabras es capaz de transmitir un corazón gigante así como un joven artista en ciernes. La cercanía y amor a su madre se percibe en todos los momentos a pesar de las decisiones que su madre toma respecto a él y su vida. Llena la pantalla y se desea que vuelva a ocuparla cuando no está.
Muy recomendable y a esperar que la directora Carolina Markowicz realice su tercera película.