La directora de la Nouvelle vague sigue la vida de Cleo con su cámara de 5 a 7 de la tarde. Durante ese espacio de tiempo, mientras espera el resultado de unas pruebas médicas decisivas para su vida, vemos cómo empieza a poner la esencia de la vida en el centro de tal forma que se percibe el vacío que siente por cómo ha vivido hasta entonces.
Es una reflexión sobre cómo aprovechar la vida pero lo mejor es verla ir de un sitio para otro en un París de 1962 que nos ofrece retazos de realidad pero a la vez de numerosos símbolos que se ligan con la muerte. Las tomas largas en movimiento resultan una delicia para los sentidos.
Corinne Marchand realiza una interpretación interesante y no decae en las dos horas. Resuelve muy bien con un final que contribuye a reforzar el tema. Por otro lado, el encuentro con el soldado que se va a la guerra de Argelia, pone en su sitio el contexto francés de la época y ayuda del mismo modo a la historia de la reflexión sobre la propia vida. Dos horas para disfrutar.
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